martes, 18 de noviembre de 2008

TESTAMENTO


Me pregunto ¿qué puedo dejar cuando me vaya,

si sólo tengo lo que soy?...


A mis hijos;

les dejo todo el amor almacenado por años en mi corazón,

para que nunca sientan angustia ni soledad;

les dejo también,

todas las caricias que las manos de una madre son capaces

de entregar;

todos los besos que alcancé a darles y

todos los que depositaré en sus mejillas

cuando mis labios sean una brisa

suave y cálida.

También les dejo;

todas las horas de juegos, cuentos y

canciones inventados sólo para ellos,

sólo para sus oídos y sus corazones;

les dejo todo el calor y protección

de mis abrazos, que los calmará y los

protegerá en aquellas noches de pesadilla

o en aquella caída intempestiva...

¡toda mi esencia de madre quedará

como legado de amor en cada uno de ustedes

hijos míos; ... es lo más valioso que puedo dejarles!


A mis Padres..., a ellos les dejo

toda mi gratitud, mi respeto y admiración,

por haber hecho de mí lo que soy,

por haberme dado todas

las herramientas necesarias para

abrirme paso en la vida,

por haberme amado sin condiciones,

por haber cuidado de mí,

por hacerme sentir siempre su

pequeña niña... en fin,

por ser mis Padres, que Dios los bendiga

por haberme dado la vida.


A mis hermanos;

les dejo el recuerdo del tiempo compartido,

aquel tiempo de juegos, de inocencia

de complicidad, de algarabía

de aprendizaje...

El recuerdo de aquellos placenteros

e interminables almuerzos familiares

bajo la sombra de la buganvilla, ¿los recuerdan?,

las historias de la Abuela, los veraneos de pandilla,

los primeros amores, los secretos y alguna que otra rencilla

y, sobre todo, les dejo mi inagotable

amor.


A mis amigos;

les dejo los buenos momentos compartidos

bajo el alero de la confianza, la amistad,

el respeto y el cariño;

espero seguir acompañándoles en el

camino de sus vidas... eso,

mientras ustedes me recuerden.


Por último, a ti, con quien elegí compartir

y construir mi vida,

te dejo el recuerdo de los días felices,

el sabor de mis besos que hacían temblar tu ser,

el aroma y suavidad de mi piel,

que tantas veces se estremeció con tu contacto.

También te dejo mis sueños, mis anhelos, mis esperanzas

mis logros y mis fracasos; mis alegrías más íntimas y

mis penas más hondas... mi perdón.

Te dejo mi compañía para esas largas horas

de soledad, cuando los hijos no están

y el crepúsculo se va apoderando de tu faz... en fin,

te dejo todos los recuerdos construidos

a través de tantos años,

de tantas risas, de tantas penas...

de tantos besos, de tantas caricias...

de tanto ir y venir... de hablar y de callar...

¡De vivir!... todo esto es para ti.

EMA

No hay comentarios: