Sus manos esculpían incesantes,
era parte de la ley
en aquella isla remota.
¡Escucha hombre!
¿Por qué caminas si lo tuyo es volar?
¿Por qué actúas con tu mente
y no con tu instinto?
Te envidio hombre pájaro,
Yo soy solo hombre
O tal vez hombre esclavo,
Atado al suelo por mi propio peso,
Cegado por límites.
¡Vuela hombre!
¡Vuela junto a mis sueños!
Quiero que tu sombra,
Sea luz para mi mente,
Sea luz de libertad,
Sea luz…
¡Qué tus alas extendidas protejan mis sueños!
Ya que ellos son libres,
Y no quiero que se sequen en el suelo,
Quiero que se refresquen con tu vuelo.
Salvador Quezada Cid
(Poema ganador concurso "Escritores para Chile" 2008)
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