Cicletada Cultural

Fue una invitación, realizada por la Delegada de Cultura, de nuestro curso, en la reunión de Abril, del 2005.

Esa mañana de domingo, fue distinta, ya que conocimos variados lugares de Santiago, hasta ese momento, desconocidos para nosotros, en el sentido de no haberlos visitado, ni observados detalladamente.

Fue una jornada maravillosa, en la cual aprendimos mucho, sobre algunos de los centros culturales y religiosos más bellos de Santiago. Nos llevó a un mundo mágico, el cual, sólo estamos acostumbrados a ver, desde la perspectiva de lo cotidiano e irrelevante, para el común de las personas.

El punto de partida fue el Condorito (9.30 Hrs.); pensar en lo que conocimos y recorrimos de Santiago, me da nostalgia.

Iniciamos, el recorrido, por el Llano Subercaseaux, luego, por San Diego, hasta llegar a la ciclovía de Santa Isabel, donde analizamos la arquitectura de la Basílica de Los Sacramentinos (la materia estaba fresquita).

Seguimos por esa vía, hasta el Parque Bustamante, dirigiéndonos, a la Sala del edificio de la Telefónica, donde se exponía la obra del escultor Sergio Castillo, quien celebraba cincuenta años de trayectoria. Estacionamos, amarrando nuestras bicicletas, en el acceso de la estación Baquedano del Metro e ingresamos a la sala, recorriendo la muestra en detalle y compartiendo apreciaciones.

El recorrido continuó por el Parque Balmaceda; el próximo destino era el Café Literario de Providencia. Allí, existe estacionamiento para bicicletas. De la variada colección de libros, escogimos “Odas Elementales”, de Pablo Neruda y procedimos, a leer algunas, en voz alta.

Luego de ese relajado momento, nos dirigimos al Parque Forestal, recorriendo y apreciando el exterior de los museos de Bellas Artes y de Arte Contemporáneo; no entramos, porque consideramos, que eran espacios merecedores de una visita exclusiva.

Ya de regreso, el recorrido fue, desde el costado del Mercado Central, pasando por la Plaza de Armas, hasta allí, ya nos habíamos topado con una Feria Artesanal y comenzábamos a encontrarnos con una de Libros y Antigüedades, por el paseo Estado; una verdadera máquina del tiempo.

Seguimos por Arturo Prat, encontrándonos, de nuevo, con la imponente visión de Los Sacramentinos; la gente salía de misa, en ese Domingo de Ramos. Amarramos nuestros vehículos, a la reja y recorrimos la nave visible, de la basílica; se dice que, este templo, tiene otra, exactamente igual, pero subterránea.

Bueno, llegamos a Gran Avenida, cruzando el estacionamiento del Persa y llegamos a el Condorito, a las 13.45 Hrs. Allí nos separamos, con ganas de volver a repetir la experiencia.

Anibal Jonquera Guzmán

Alumno 2º Medio B.

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