Cuando cae la noche
(Caminodepapel*)
Este nuevo cuerpo social ya no se reconoce a partir de conceptos hegemónicos ni unitarios como lo son el pueblo y la población, sino que contrariamente, se identifican con formatos de relación social plurales y creativos en los cuales la diferencia y la elaboración de un mundo equilibrado y común son los aspectos esenciales en la configuración de sus actitudes frente a la naturaleza, al otro percibido como igual y a la vida en general.
Dentro de estas actitudes radicales la mas singular y tal vez la mas interesante desde un punto de vista estético existencial sea la que ha visto en el uso de la bicicleta la posibilidad de detonar un proceso progresivo de revolución cultural. En efecto, todos aquellos ciudadanos que ha decidido utilizar como medio de transporte la bicicleta, no sólo han elegido una forma más autónoma de trasladarse por la ciudad o el territorio rural, sino que, con su decisión han resuelto alterar su forma de ver el mundo, abriendo su cuerpo y pensamiento a experiencias sensoriales y cognitivas que no forman parte del menú del sistema que rige y organiza uni-dimensionalmente sus comportamientos.
El arte no ha sido indiferente a esta situación, sus artistas nos comprueban que la bicicleta como signo, objeto, concepto, forma, materialidad, palabra, experiencia ha estado siempre presente en su historia y en particular en sus momentos de mayor ruptura. Marcel Duchamp, Pablo Picasso, Joseph Beuys hasta Toni Cragg en los 80, han visto en este objeto, no sólo un tema, sino un medio eficaz para dar forma y expresión a los problemas y conflictos más fundamentales del hombre.
Es por esta razón política que, llamamos a todos los artistas, chilenos y extranjeros, profesionales y aficionados, pintores, fotógrafos, instaladores de arte, grabadores, escultores, músicos, creadores audiovisuales, escritores, y poetas a participar en la Exposición Arte y Bicicleta que se desarrollará en el marco del 3° Festival de Bicicultura a realizarse entre el 9 y 16 de Noviembre, en distintas dependencias de universidades, espacios públicos y centros culturales de la ciudad de Santiago.
Los invitamos a sumarse a esta convocatoria, de carácter participativo, no competitivo, enviando sus trabajos y creaciones como un apoyo a todos esos ciclistas que día a día nos demuestran que la realidad social es un espacio abierto a la realización de nuestros deseos, sentimientos y emociones.
Los invitamos a reflexionar desde su mirada crítica la bicicleta, creando obras en distintas disciplinas y formatos que problematicen, los significados y las metáforas políticas, sociales, estéticas y culturales que este objeto posee en la actualidad. Deseamos ver a la bicicleta convertida en el símbolo de una nueva sociedad.
El libro trata de la vida del padre de Malarrosa, Saladito Robles un empedernido jugador de Poker durante fines dela década del20 y principios de la del 30, en el marco de la matanza obrera de San Gregorio, un trágico hecho ocurrido durante el gobierno de Arturo Alessandri Palma, donde, según los historiadores, murió cerca de un centenar de obreros.
Como reza el dicho “chiste repetido, sale podrido” y una vez más Rivera Letelier se autoplagia, por enésima vez a sí mismo para crear ¿crear? Un libro a gusto de su fiel público, un público que se complace de la lectura fácil y desechable, como toda la obra de este pintoresco olvidable escritor ¿escritor? Que recicla su añeja temática para repetirla y venderla con ropajes de novedad, quizá en unos años más; pero como reza el dicho “chiste repetido, sale podrido, una vez más Ribera Letelier se repite en su manida temática y en su métrica y sintaxis simplista.
Para suerte de este autor ¿autor?, siempre va haber incautos que le compren la “pomada” una y otra vez, en resumen un libro evitable y olvidable, como toda la producción de Rivera Letelier.
Pero, como en todas las artes nada proviene de la nada y todo autor literario, musical, pictórico, etc. nace “iluminado” o inspirado por influencia de otros autores; así como la música de Beethoven, está influida por la música de Salieri, Mozart y otros autores.
Dentro de este marco También la literatura de Bukowski está influida por la obra de otro autor desconocido por la mayoría: John Fante.
Y es el propio Bukowski quien lo reconoce:
“Yo era un joven, pasaba hambre, bebía, quería ser escritor.
Casi todos los libros que leía pertenecían a
Cogía de las estanterías un libro tras otro. ¿Por que nadie decía nada? ¿Por qué no alzaba nadie la voz por encima de los demás?
Probé en las distintas secciones de la biblioteca. La sala de religión me pareció un páramo tan vasto como inútil. Fui a la de filosofía. Di con un par de alemanes resentidos que me estimularon una temporada, hasta que los olvidé. Probé con las matemáticas, pero las matemáticas superiores no se diferenciaban de la religión: no me afectaban en lo absoluto. Lo que yo buscaba no se encontraba al parecer en ninguna parte.
Probé con la geología y al principio sentí cierta curiosidad pero a la postre me resultó insustancial.
Descubrí ciertos libros sobre cirugía y me gustaron los libros de cirugía: las palabras eran nuevas y maravillosas las ilustraciones. En concreto, me gustaron y memoricé los detalles de las operaciones del mesocolon.
Al final abandoné cirugía y volví a la gran sala abarrotada de autores de novelas y cuentos. (cuando tenía un tintorro en abundancia no iba por la biblioteca. Una biblioteca un lugar estupendo para pasar el rato cuando no se tenía nada que comer o beber y cuando la dueña de la casa le perseguía a uno con los recibos atrasados del alquiler. En la biblioteca, por lo menos se podía ir al lavabo sin problemas)…
…Seguí recorriendo la sala general de lectura, cogiendo libros de los estantes, leyendo unas cuantas líneas, unas cuantas páginas y dejándolos en su sitio a continuación.
Pero cierto día cogí un libro, lo abrí y se produjo un descubrimiento. Pasé unos minutos hojeándolo. Y entonces, a semejanza del hombre que ha encontrado oro en los basureros municipales, me llevé el libro a la mesa. Las líneas se encadenaban con soltura a lo largo de las páginas, había allí fluidez. Cada renglón poseía energía propia y lo mismo sucedía con los siguientes. La esencia misma de los renglones deba entidad formal a las páginas, la sensación de que allí se había esculpido algo. He ahí, por fin un hombre que no se asuntaba de los sentimientos. El humor y el sufrimiento se entremezclaban con sencillez soberbia. Comenzar a leer aquel libro fue para mi un milagro tan fenomenal como imprevisto.
Dejemos hasta ahí las palabras de Bukowski para señalar que el libro a que se refería este autor era la obra “Bandini, Pregúntale al polvo” del ítalo-norteamericano John Fante
John Fante (1909-1930) era hijos de emigrantes italianos de procedencia muy humilde, trabajó como guionista en Hollywood y dedicó su vida a la literatura, aunque sólo alcanzó el pleno reconocimiento de la crítica y el público después de su muerte. De su producción literaria destaca la tetralogía protagonizada por su alter ego Arturo Bandini, compuesta por las novelas “Esperar la primavera”, Bandini”, Pregúntale al polvo”, “Camino de los Ángeles” y “Sueños de Bunker Hill”
Volvamos a las palabras de Bukowski:
“Sí, Fante tuvo sobre mí un efecto poderoso. Poco después de leer todos sus libros, conviví con una mujer. Estaba más alcoholizada que yo, sosteníamos peleas violentas y a menudo le gritaba: “¡No me llames hijo de puta! ¡Yo soy Bandini, Arturo Bandini!”
Fante fue para mi como un dios, pero yo sabía que a los dioses hay que dejarlos en paz, que no hay que llamar a su puerta. Sin embargo me ponía a hacer conjeturas sobre el punto exacto de “Camino de los Ángeles” en que al parecer había vivido y hasta pensaba que a lo mejor seguía viviendo allí. Casi todos los días pasaba por el lugar y me preguntaba: ¿será ésa la ventana por la que se deslizaba Camila? ¿Es ésa la puerta de la pensión? ¿Es ése el vestíbulo? No lo he sabido nunca.
Fante tendría una influencia en mis propios libros durante toda mi vida”
Pero hablando en estricto rigor, Fante no solo tuvo una influencia fundamental en la obra de Bukowski, sino que este copió gran parte de la obra del primero: se creó un alter ego: Henry Chinaski, al igual que Fante lo hizo con Bandini, copió su estilo, su temática y hasta su lenguaje y la forma de describir los paisajes urbanos y las conductas y morfología de los personajes. Aunque literariamente hablando Fante era, con largueza, mejor escritor que Bukowski.
Hace poco tuve el honor de obtener un premio en un concurso literario organizado por
Mientras les recomiendo leer a Fante y su “Pregúntale al polvo“donde describe, magistralmente la vida de un joven aprendiz de escritor que vive en los barrios marginales de Lo Ángeles, que sueña con el triunfo artístico y económico mientras proclama a quien quiera escucharle que es un genio de las letras, a la vez mantiene una intrincada relación amorosa con Camila, una mexicana que trabaja como camarera, mientras se ve enfrentado a una destructiva relación de amor-odio y continúa soñando con alcanzar la gloria.
Un libro altamente recomendable.
Atte.
Enrique Alarcón
El taller “Amigas del Arte” está compuesto por 16 artistas, dirigidas por la profesora Soledad Sepúlveda Lamoza. Debe sus orígenes a la inquietud de un grupo de personas unidas por la necesidad de descubrir la posibilidad de acercamiento a la pintura y poder plasmar en la tela o papel distintas sensaciones y emociones.