lunes, 9 de abril de 2007

Entrevista a Marcelo Fernández Romo

Apoderado I.M.L.P.


“De paciente crítico… a crítico paciente”. Así se titula su libro, el cual después de leerlo nos deja con un gustillo a poco, ganas de seguir leyendo lo que este doctor nos puede entregar.

Aquí estamos en un café, Café Mosqueto, que es el oasis favorito de Marcelo, un lugar lleno de aromas exquisitos y por supuesto lleno de libros….luego de una cálida acogida y muchas sonrisas comenzamos.

¿Cuándo nació este interés por escribir?
Respira profundo tratando de recordar y nos dice: “Desde niño que he sido muy observador, me encantaba escribir poesías sobre todo lo que veía, a los árboles, a los pájaros, a la luna…y en general a todo lo que era la naturaleza”… luego sonríe y nos confidencia “pero cuando fui creciendo mi inspiración se canalizó hacia la naturaleza humana, muchas veces hacia esa naturaleza que usaba faldas…”

¿Cuándo niño leías mucho?
“No, no leía mucho, leía lo que me solicitaban en el colegio, algunos libros me encantaban y otros no tanto, pero siempre me gustó observar lo que pasaba a mi alrededor. Entre mis libros favoritos estaban esos llenos de historias, por ejemplo recuerdo uno sobre la guerra de Inglaterra, también me gustaban las biografías de pintores y músicos famosos, (yo la llamaba “literatura concreta”). Y a propósito de colegio, esta entrevista no tiene autorización para ser publicada, si no se menciona que estudié en el Instituto Nacional. ¡Que colegio…!”

¿Cuáles han sido tus fuentes de inspiración?
“En realidad, como dije antes, creo que me favorece el ser observador y creativo, por lo menos eso han dicho de mí. Por ejemplo cuando viajo en metro (o cuando viajaba antes del “Transardina”), me entretiene mirar a las personas, estar entre ellas; no te imaginas de todo lo que te puedes dar cuenta si te dedicas a observar un poco el mundo, desde el propio mundo. Sobre todo en mi profesión, yo creo que para comprender a la gente, hay que hacer lo que la gente comúnmente hace… viajar en micro, hacer filas en los bancos, comprar manzanas en la feria… etc.; así también los pacientes te sienten más cercano y se enriquece una enormidad “la relación médico-paciente”. Hay que aprender a sentir lo que la gente siente.”

¿Cuál fue tu motivación para escribir este libro?
“La motivación fue querer decir cosas que siempre había sentido desde dentro del mundo de la medicina; y a raíz de mi enfermedad, testimoniar lo que sentí como médico y lo que sentí como paciente”.

Cuéntanos como fue…
“Me tocó a mí ser el enfermo, hospitalizado y operado de un cáncer. Pensé…si me muero me llevo a unos cuantos conmigo, y expresé por este medio todo lo que sentía, así fue como empecé a escribir desde el día siguiente en que fui operado, me demoré diez días en escribir este libro, dos meses en corregirlo, y un año en publicarlo, (fue completamente una autogestión). En esos 10 días que estuve hospitalizado, mi minuto de libertad llegaba cuando se iban mis afectuosas y numerosas visitas; y es verdad, sentía más una libertad que un abandono… ( aquí esboza una sonrisa culpable), era una sensación de libertad, pues si ellos se iban, yo podía escribir.
Claro me tocó estar en ambos lados, como doctor y como paciente, ahí me di cuenta de un montón de cosas que también quedaron plasmadas en esas páginas, aunque supongo que a algunos colegas no les debe haber gustado que se dijeran muchas verdades. Pero no a todos les pareció eso, incluso el propio presidente del Colegio Médico, preocupado también por los temas valóricos, me solicitó que hiciera una donación de 20 ejemplares para la biblioteca de la entidad.
Este libro nunca tuvo un lanzamiento oficial, sino más bien por cosas del destino se dio a conocer por sí solo. Se podría decir que fue un lanzamiento persona a persona entre mis conocidos, (recuerdo haber vendido unas 200 unidades en forma directa). Algo que me ayudó mucho fue que uno de los ejemplares llegó a manos del gerente general de la Feria Chilena del Libro, quien me ofreció todo su apoyo y sus locales para que pudiera llegar a la mayor cantidad de gente posible. Dijo: “hace muchos años que no encontraba en un libro la pasión y el corazón que tú le imprimiste a éste”. Por lo demás yo siempre había pensado que tener un libro en esas vitrinas, era como clasificar una canción para el Festival de Viña del Mar, (ya estaba en Las Ligas Mayores, tenía 60 ejemplares expuestos allí). Después de eso me quedé tranquilo en lo referido a su difusión.
Se puso a la venta en Diciembre del año 2003. Mi primera venta fue a un compañero de colegio, quien en vísperas de Navidad me compró 4 para hacer algunos regalos. Y la primera venta “masiva” fue cuando el encargado de adquisiciones de libros para las “Bibliometro”, interesado por el tema tratado, me dijo “quiero 15…”. Creo que fue la vez en mi vida, que más cerca he estado de un Infarto al Miocardio. En otra oportunidad me encontré con un amigo en el centro y le acompañé a comprarlo, para observar a distancia cual era la reacción del vendedor cuando alguien preguntaba por mi libro (para un aficionado es una emoción no menor), recuerdo que antes de retirarnos me acerqué a él porque me pidió que se lo dedicara, fue una de las pocas veces en mi vida que me he sentido “lo máximo”.
Pero estoy muy satisfecho, porque en 6 meses había recuperado la inversión y de ahí en más, creo que el 70% restante lo he regalado. La edición fue de 1.000 ejemplares de los que me deben quedar como 30 solamente, pero nunca miré mi libro con fines de lucro. Mi ganancia estuvo en otro ámbito; el haber recibido las felicitaciones de colegas que fueron mis profesores o compañeros y de quienes yo aprendí tantas cosas, fue mi mayor premio y no puedo olvidar las palabras de (entre otros) Valdemar Venegas, Federico Hernández, René Cavero, Guido Osorio, Héctor Cádiz, Juan Luis Castro, Juan Carlos Moncada, Pedro Videla, por nombrar a quienes primero se me vienen a la mente. Había pensado que una vez recuperados los costos, podría hacer una donación al hospital, pero recordando los tiempos en que estamos viviendo, me asustó que los recursos no llegaran a ser usados conforme al destino deseado. A cambio, como contribución social, finalmente terminé donando una gran parte de los propios libros en diferentes lugares, (bibliotecas de colegios, servicios de hospitales, salas de espera de consultas médicas, etc.)”.

Y ya para ir terminando.¿Cómo crees que podemos motivar a los niños y jóvenes a la lectura?
“Es importante que los niños lean porque es entretenido y les mejora la ortografía. No podemos permitir que ello se los solucione la mágica tecla del computador que corrige los errores… Como padres debemos convertir la lectura en un hábito. Que no lo tomen como tarea. Lógicamente si nos ven leer ellos nos van a imitar.
Creo que hay libros que no se pueden dejar de leer, por ejemplo “El Principito” y los “Papeluchos” entre otros. Pero que lean…que no saquen los resúmenes de “El rincón del vago”. Como dicen ahora nuestros hijos: eso no se vale…”.

Fue así como finalmente nos despedimos de este Pediatra tan comprometido con su actividad, quien haciendo un alto en ella, nos dispensó cálidos 60 minutos en los cuales comprendimos lo mucho que le apasiona escribir; y creemos que aprendimos algo más de su vida... y creemos que también… algo más de la vida misma...

Claudia Méndez Lizama.
Ximena Salas Requena.
Delegadas de Cultura, 4to. Básico “A”, Instituto Miguel León Prado.
22/03/2007.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que gran libro. Un desesperado llamado a la ética médica.